domingo, 17 de agosto de 2008

Más de Ella: La princesa y el guisante

 

El cuento preferido de la niña. Una noche de lluvia, en un enorme palacio de piedra, suenan golpes en la puerta. El viejo Rey se levanta con una vela en la mano y descubre bajo la cortina de agua e iluminada por una inesperada luz de luna, a una mujercita empapada, con el fino pelo pegado a la cara, sus pesadas ropas, grises de tanta agua, tironeándola hacia la tierra de la que emergen unos zapatos de tela que fueron blancos alguna vez, antes de la lluvia.
La joven dice ser una princesa perdida, del reino del nácar y las perlas, dice viajar en una carroza de cristal que la lluvia disolvió, en unos segundos inexplicables, como si hubiera sido de azúcar.
El Rey, desconfiado, busca desde hace tiempo una princesa digna para su único hijo, para asegurarse, le asigna un cuarto que esconde una prueba. Hace preparar una cama con veinte colchones de la pluma más suave que nadie pueda imaginar. Entre cada colchón, hace colocar suaves edredones de seda, tejidos durante años por las mujeres más ancianas del reino, ciegas de tanto bordar, y debajo de todo eso, en el centro, un pequeño, gris y arrugado guisante.
La joven se acuesta, y a la mañana siguiente, el viejo Rey, le pregunta cómo ha dormido. La joven responde con un mohín que, desgraciadamente, ha dormido muy mal. Durante toda la noche, algo muy molesto se enterraba en su espalda, y por más que trataba de cambiar de posición la molestia no desaparecía.
La niña siempre sonríe mientras lee el final de este cuento: solamente una verdadera princesa puede sentir la dureza de un guisante debajo de veinte colchones de pluma.
By Mariana
Posted by Picasa